martes, 19 de agosto de 2008

Bombón

- Ya, niños, a la caja.
El niño, con obcecación, se interpone entre su madre y el carro y deposita productos en la cinta.
- Ven aquí, Cristina. Deja eso.
- Buenas tardes, señora. ¡Vaya calor tenemos!
- ¡Tero chotolate, mami!
- ¡Cuidado con eso que son los huevos, hijo!
- Esta niña lo que quiere es un bombón.
- Mami, señó me ha dado tadamelo.
- ¡Qué rica, cómo habla!
- Álvaro, empújame esas cosas, anda.
- ¡Está bueno el bombón, ¿eh?!
- ¡Qué hartura de compra todas las semanas!
- Mami, tero upa.
- ¡Ay, qué salada!
- ¿Me ha pasado el tres por dos de los yogures?
- ¿Qué tiempo tiene la cría? Va a ser poco mayor que mi sobrina…
- Álvaro, ¡ten cuidado con los putos huevos! Cristina, bájate ese vestido, por Dios.
- Son ciento diecisiete con cincuenta. ¿Tarjeta de puntos? Ahí tiene, muchas gracias. Que tenga buen día.
El niño tira de la mano de la niña, que tira del vestido de la mujer. Se alejan hacia el pasillo, rumbo a un depósito de cadáveres de acero. El cajero se quita a tirones el chalequillo de cuadros escoceses.
- ¡Nieves! Hazme el favor, cierro la caja que voy al aseo. Un momento.

domingo, 17 de agosto de 2008

Últimas dos horas y cincuenta y ocho minutos (reseña)

"Últimas dos horas y cincuenta y ocho minutos"
Miguel Ángel Maya
Lengua de Trapo

“Últimas 2 horas y 58 minutos” es una primera novela o, mejor dicho, una primera publicación. Es ejercicio formal que no peca de formalismo. Es novela experimental, hecha con un sentido de la honestidad, con una cercanía tal entre autor y lector que no se parece a ningún experimento. Es un trabajo serio, dividido en dos. Se puede empezar a leer por la primera (o segunda) parte, o bien por la segunda (o primera) parte. Se cuenta entre las novelas de escape, de viaje o de carretera más desquiciadas y coherentes que se hayan visto en mucho tiempo. Tiene un formato de espejo, tiene un (falso) narrador omnisciente, y la excusa del amor, detrás de todo como impulsor. En ese espejo no se entra en disquisiciones morales y apenas estéticas, y en la imagen que refleja es, a menudo, más importante, lo que no refleja: el fuera de campo adquiere una fuerza curiosa. Es un libro que se debe sólo a sí mismo, avanza imparable por caminos de medio mundo en la desastrosa huída de los personajes, ensarta episodios delirantes y, a veces, pide ralentizar la lectura para elaborar debidamente la peripecia de esos dos seres oscuros. Es una exquisita ventana a las casualidades que dominan nuestras vidas, sin otorgar ninguna suerte de magia o bondad a esas casualidades: son, sin más. Entrar en el primer libro de un autor novel, por mucho que traiga el sello de ganador del VI Premio de Narrativa Caja Madrid y aparezca en Lengua de Trapo, puede ser para muchos poco tentador. Sáltense los prejuicios y verán.

//Publicada en Go Magazine, julio-agosto 2008//

lunes, 11 de agosto de 2008

Siouxsie // Fib 08: crónicas


Reina, maga, sultana, bruja. Lo ha sido todo por un rato frente a nosotros. Ataviada como una azafata de la retrógada serie "UFO", pero aún más estilosa, ha presumido de dotes de gimnasta y ha coreografiado profusamente cada canción, en un show que abrió con algunos de los temas más eficaces de su "Mantaray". Cercana, bromista y políglota, ésta es la nueva Siouxsie: nos dice guapos y guapas y se muestra orgullosa, tranquila en un repertorio que, quizá, no perdure en el tiempo, pero por ahora es el suyo. Por encima de "madonnas" y fenómenos varios, ella arrastra el saber hacer de muchos años de escenario; ahora bien, no esperábamos verla moverse en competencia con Shakira. "Here comes that day", "Loveless" o "Drone Zone" han ilustrado a la perfección a esta magmática mujer en su nueva faceta, que también tiene tiempo para desempolvar algunas de sus viejas y recordadas canciones ("Hong Kong Garden", "Christine", "Israel"...); aunque el antiguo repertorio en las manos de estos nuevos músicos suena como una sinfonía tocada por un grupo de cámara, la oscuridad más punzante ha llegado con una carismática interpretación de "Nightshift". No deja de tener su poderío de bruja, pero ahora también puede ser hada buena.

Mejor momento: esos ojos alucinados con que nos miraba la diosa, en los gorgoritos finales de "If It Doesn't Kill You".

// Publicado en Fiber Lunes 21 de julio //

Death Cab For Cutie // Fib 08: crónicas


Dura competencia para Death Cab For Cutie. Leonard Cohen, a un par de centenares de metros, comenzando con su "Dance Me to the End of Love", mientras Gibbard y su banda se hacían esperar un tanto... Cuando comenzó por fin el show, nos llevaron a los verdes prados de un campus recorrido por historias de desamor, o de amor probable, o de amor futuro, hermosas y genuinas. Porque cuando estos norteamericanos se deciden a poner los vellos de punta a base de pop -donde la energía hace pareja con la sutileza-, lo hacen requetebien. Ben, hiper-kinético, melenudo y saltarín, orquesta feliz a su banda entregando un concierto de puros hits encantadores: nos dejaron "The New Year", "Title and Registration", "Soul Meets Body" (con todo el aforo femenino tarareando ese "parapara pa pa"), "Crooked Teeth" y otro montón de preciosas gemas de nuestro tiempo -de las que recordaremos en veinte años más, porque de sintetizar la magia en canción, Death Cab For Cutie saben un rato. Para ponerse contemporáneos, miraron un rato a su delicioso "Narrow Stairs", y "I Will Posses Your Heart" maravilló, mientras "Cath" puso electricidad en el ambiente. La compenetración del grupo era el espectáculo en sí mismo. Entro lo agrio y lo dulce de su repertorio, primó esto último.

Mejor momento: ver a Gibbard arrojando la guitarra al técnico y saltando hasta el piano para continuar la impresionante introducción de "I Will Posses Your Heart", y agitar las melenas sin parar mientras tocaba.

// Publicado en Fiber Lunes 21 de julio //

miércoles, 6 de agosto de 2008

The Courteneers // Fib 08: crónicas


Cincuenta personas aparecen como sus oyentes en el popular last.fm, pero en el Fibclub anoche había dos mil, tomándose la revancha de lo que acabábamos de vivir en el Verde. Vasos y líquidos describiendo parábolas y la carpa tarareando cada estribillo sin perderse. Su propuesta: nada de pintas. El estilo no se lleva. Pero sí la melodía eficaz, los cambios de ritmo frecuentes para apuntalar estribillos juguetones y los dos minutos y medio para cada trozo de punk-power-pop autoconsciente de su tibia originalidad, apegado al suburbio con centro comercial y a la diversión del adolescente eterno. Ya mismo son estrellas.

// Publicado en Fiber Lunes 21 de julio //

Eef Barzelay // Fib 08: crónicas


Eef Barzelay se quiere mucho, pero más nos deja quererle. Una fan le confesó su amor tan pronto como apareció en escena y él, tan contento, contestó que también nos ama. Sucedieron entonces cincuenta y cinco minutos en que, ambientados por el penetrante olor de la yerbabuena y con el esforzado, talentoso y bienhumorado trabajo de Eef y los suyos, disfrutamos como críos. Tanto, tanto se quiere el bueno de Eef, que en un momento del concierto (no sé si llamarlo "el mejor"), nos hizo corear "if, if, if", enseñándonos a pronunciar correctamente un nombre que ya ha provocado algún que otro error (tipográfico, entiéndase). El humor está en el centro de todo, canta con un guiño todas sus letras, se mete en el bolsillo con alusiones y saludos ("esta canción está dedicada a las señoritas", dijo, en buen español, para presentar "The Girls Don't Care"). En definitiva, facturó todo un conciertazo lúdico y energético, una lección de rock bien hecho con una banda perfectamente integrada, donde todo gira alrededor de "el hombre". Pero mire usted, don If, a las chicas no sólo les interesa la dulce melodía. Que la rabia y el buen rock'n'roll es lo que nos tenía allí pegaditas.

Mejor momento: por supuesto, se le hizo caso. El aforo cantaba: "¡if, if, if!".

// Publicado en Fiber Domingo 20 de julio //

Bracken // Fib 08: crónicas


A Chris Adams se le fue rompiendo la voz a medida que avanzaba el show. A pesar de la afonía, algún problemilla técnico con un ordenador, y estar tocando por primera vez juntos -según confesó-, sacó sus mejores recursos para completar un show sensible y entretenido. Con esta electrónica mezclada de sentimiento, a duras penas se hace bailar al público (aunque invitaran), y es asimismo difícil atrapar por la emoción. Sin ser tan sorprendentes como los añorados Laika, ni tan intensos como Lali Puna, propusieron vibrantes canciones aderezadas de secuencias, entregando texturas imaginativas, y el punto fuerte de una batería potente que aportaba la energía al show. Prometedores.

// Publicado en Fiber Domingo 20 de julio //

martes, 5 de agosto de 2008

José González // Fib 08: crónicas


Es un hecho: éste es el año de los melancólicos, los adictos a la tristeza, las emociones dañinas y la angustia existencial. Llegar al Vodafone Fibclub a punto de comenzar el concierto de nuestro sueco favorito y hallar la carpa llena hasta los topes lo confirma. José llegó puntual, solo, abrazado a su guitarra, y se sentó al fondo del escenario, obligando a los fotógrafos a trepar a las tarimas. Él no quiere ser capturado, presumo, prefiere lanzar su andanada de sentimientos e intensidad desde lejos, porque se te acercas puede salpicar. Tocó, único en el escenario, con esa maestría que hace que suenen tres guitarras y un bajo donde sólo hay un instrumento, dedicándose a su primer álbum, "Veneer". Pasó con dulzura por "How Low" (ralentizándola), por "Down the Line" y "The Nest", temas de su último álbum, más oscuro en matices. Aplaudimos entusiasmados la llegada de "Heartbeats", cómo no. Durante un rato, se dejó acompañar por sus secuaces, solventes Yukimi Nagano y Erik Bodin en percusiones. Puso los vellos de punta con "Cycling Trivialities" -hipnótica, cargada de dobles sentidos- y se veía, si te fijabas bien, alguna que otra lagrimita entre los asistentes. Nos ha privado de algunos temazos y se ha despedido a la francesa, agradecido y sonriente, pero bien que ha hecho vibrar a todos nosotros, los adictos al pesar. Ay, José.

Mejor momento: "Teardrop", por esa forma que tiene González de hacer engordar la canción sólo con su guitarra.

// Publicado en Fiber Domingo 20 de julio. //

The Marzipan Man // Fib 08: crónicas


No en vano su último disco se llama "Stories". Jordi Herrera se las ha ingeniado como un verdadero trovador contemporáneo, secundado por una excelente banda de multi-instrumentistas, generando atmósferas de cuento. Si no te atrapaban sus canciones, lo haría la actitud de los músicos, generosos y cálidos, usando bombos, chelo, arpa, armónica, silbatos, crótalos y un sinfín de sonrisas. Con su propuesta personal, The Marzipan Man abrieron el Fiberfib.com afianzados en su show tan bonito como intenso. Había pocos valientes a esa hora en la carpa, pero esos pocos lo hemos pasado pipa. Y, a ver, ¿dónde estaba a esta hora Mr. Cohen?

// Publicado en Fiber Domingo 20 de julio. //

José González: bardo del Norte o del Sur


Está en nuestra naturaleza, canta el sueco de origen argentino. Estos ya no son los tiempos de Dylan y Baez, pero no dejan de emocionarnos la caricia de una guitarra acústica bien rasgada, una voz dolorosa en su nasalidad, y unos versos como puñaladas. Y éstos, los de este muchacho -que va ganando puntos para ser considerado un discípulo de Leonard Cohen, con dos discos como dos castillos- son auténticas puyas, cantadas con tal dulzura que se diría no ha roto un plato en su vida. “Algún día, estarás de rodillas sobre la mierda que sembraste”: ser fan de José tiene su puntito masoquista, sin duda. No es ésta una edición cuajada de francotiradores del alma, aunque podremos disfrutar de epígonos de la guitarra y la voz como El Hijo, caminando senderos más literarios, o de adalides de la canción flageladora como American Music Club, actuaciones que van a hacer las delicias de los fibers de corazón tierno. En el caso de González, la solidez y las -cada vez más hermosas- texturas de sus canciones son valores propios. Así que, junto al punchipunchi de la carpa de al lado, la voz de Joselito, en su camastro árido de guitarra y percusiones tropicales, nos erizará toda la piel.

//Publicado en Fiber Viernes 19 de julio. Artículo previo. Me gusta mucho cómo quedó en papel, aunque ninguno de mis textos de este FIB 2008 me parece nada excepcional. Todos los textos , este año, se tradujeron al inglés, y sé que se la sudaron con más de uno. ¡Esforzados traductores de Fiber, os saludo! //

lunes, 4 de agosto de 2008

My Bloody Valentine // FIB 08: crónicas


Querido diario: hace quince años que no te escribo. También hace quince años que un grupo, uno que transformó mi adolescencia, no subía a un escenario. Hoy, viernes 18 de julio, he cumplido con una de las asignaturas pendientes de esos años en que era demasiado joven para volar a Londres a ver conciertos; en que, encerrada en mi habitación, subía el volumen hasta ensordecerme con aquella desgarradora melodía ("You Made Me Realise"). Hoy he regresado al pasado porque Kevin Shields, Colm O'Ciosoig, Belinda Butcher y Deb Googe se han inventado la máquina del tiempo, esta noche, en Benicàssim. Quizá es verdad que no se hablan, que toda esta reunión tiene algo de farsa. A ratos, mientras daba pie el concierto ("Only Shallow" haciéndome temblar las rodillas), sentía que la química sorda de sus canciones no funcionaba tan bien como en aquel tiempo, y que probablemente el experimento fallaría. Pero -Kevin y Belinda sin hacer cruzar sus miradas ni una vez, como si sólo existieran sus pedales-, me tocaron "You Never Should", la infinita "Come In Alone", el latigazo caliente de "I Only Said", y comencé a perder mis reticencias. Kevin y los demás están algo más arrugados, pero tan solventes, tan entregados a la actuación, de esa forma estática e incomunicada que adorábamos tú y yo, que sentí que yo también podía. Entonces sonó "Soon": no es sólo esa increíble capacidad de entonces para sacarnos de la realidad inmediata, es algo más. Y poco después nos aplastaron -mucho público nostálgico y mucho otro hambriento de intensidad- haciendo una sinfonía de distorsiones y acoples sin piedad alguna, desapasionados, tercos, por siete minutos largos*. Puede que, pasados estos quince años, tengan hijos e hipoteca -como yo-, puede que no se hayan acercado en un largo tiempo a sus instrumentos -¡incomprensible!-, puede que no les apetezca hacer nuevas canciones -¡qué dolor! Pero lo cierto es que My Bloody Valentine, los de ahora, aman la distorsión y se purifican mediante el ruido. Exactamente como yo.

//Publicado en Fiber Sábado 19 de julio.
* Después de publicado este periódico, alguien me certificó que fueron ¡catorce! minutos de sinfonía destructiva de tímpanos. Me parecieron pocos a mí.//

Battles // FIB 08: crónicas


Parece sencillo hacernos bailar en el FIB Heineken. Estamos hambrientos, excitados, prestos para el carnaval. Arribaron a las tres de la mañana, pero no podía haber más gente en el Vodafone FIB Club. Los neoyorquinos Battles acometen su repertorio con un generoso virtuosismo técnico, se comunican entre ellos calladitos, hilvanan las canciones una con otra al tiempo que improvisan –con una eficacia que causa alguna sospecha- y apenas se dirigen a nosotros. El patrón rítmico manda (“Race: Out”, “Tij” y “Tras”, festejados instrumentales para abrir el show), cargan las tintas en el excelente John Steiner (¡esos saltos para golpear el plato!), tararean sus mantras en un incomprensible idioma y excitan sólo con su química, la taquicardia del esfuerzo, el sudor. La consigna es bailar, así sea con las autorreferencias y esas síncopas extravagantes; no es música fácil, no es 2x2, están tan lejos de King Crimson como de Tortoise, pero utilizan un poquito de cada uno. No incitan a la pasión ni a la comunión de sentimiento, se quedan en ese otro lenguaje abstracto que, a base de bombo (ese sonido tan cercano al batir del corazón) hace aparecer lo más tribal. Intensos, sin emocionar. Instrumentistas locos, ebrios de pericia, deslumbrando sin conectar del todo. Pero bailar, bailamos.

Mejor momento: los primeros compases de su mejor canción, “Atlas”, con el aforo completo saltando.

//Publicado en FIBER Viernes 18 de julio. Esta crónica, como la anterior, estaría acompañada de una foto propia si no fuera por la pérdida de 1 Gb de fotos. Soy especialista. Para fotos, en todo caso, las hechas por mis compañeros y publicadas en el propio periódico. //