domingo, 31 de enero de 2010

Silencio


La verdadera crítica se acerca a su objeto con la misma ternura con que un caníbal se guisaría un recién nacido
Walter Benjamin
"No tengo ningún interés en pasar a la leyenda / Ni en morder las flores mientras hago el amor"
Esclarecidos

Tanto miedo vertido. Escondido. Agazapado. Sacando los colmillos.

Hace ya varios años que hago críticas. Las publico en Go Magazine (tan breves que no se pueden llamar así) y en Qué Leer; hace pocos meses en Estado Crítico. Y aquí. Soy una completa advenediza en esto de la crítica, las letras las llevo en la sangre sin haber pasado por la susodicha facultad, pero vivo en el mundo y consumo y produzco cultura desde mi humilde rinconcito.

Soy una lectora concienzuda y sé que, incluso sin las bases que muchos tienen y no usan, aprendo según lo practico. Nacieron las antirreseñas para dialogar de una forma muy íntima con los libros, seccionar el qué vale (para mí, como creadora) y el qué no vale. Se puede estar en todos esos mundos sin desfallecer.

Criticar no se puede parecer a arrojar flores al paso de un desfile. Hay que coger ese desfile y destriparlo cuando no exponga más que globos rotos. Criticar no debe ser dar palmaditas en la espalda porque una noche tuviste que sentarte a cenar con el autor y ya le conoces las muecas. Hay que ponerse una lija en la mano y frotar muy fuerte el hombro.

Los que producen no pueden esperar que el mundo absorba sus productos sin contestarles. No se puede esperar el silencio. Cómplice. Cobarde. Constante. Criticar debe ser como follar: o se hace con pasión, a gritos, o no se hace.

El problema está en ese silencio (como ha dicho Elena sobre este cómic). Muchos esperan que la crítica baje la cabeza, borre las señales, se lama las heridas (como pensaron que haría Echevarría en aquel famoso caso). Los hemos (mal) acostumbrado al silencio y no a lo contrario. Callar es tan desastroso como mentir, poner una sonrisita formal, emitir el terrorífico "no está mal".

Me arrogo el derecho de hacer críticas negativas, cuando los productos atentan contra la inteligencia del lector/consumidor al que se dirige.

Mi primer novio: estuve casi cinco años con él. Para cuando terminé la relación, aquello era como la cuarta parte de mi vida. Recién en ese minuto mis amigos y familiares se acordaron de decirme que les parecía un sumo gilipollas. Es que no hay derecho.

//'Tú me quieres callada... Y yo quiero que grites' 'Que no me acaricies' dicen Esclarecidos. Benditos.//

Más: Nuestro último programa, dedicado a la Nueva crítica.
La bienvenida del Sr. Brea, a quien le he robado la cita de Benjamin.
Y esta entrada va para Demonios tus ojos (autor de la foto que quiero que sea portada de mi libro, del que espero durísimas críticas), R (único crítico que he tenido), Manolo, Ale y todos los estadistas.

miércoles, 27 de enero de 2010

Madrid atado a un perro


Hoy es portada en notodo.com (hasta que deje de serlo, unas horas) mi reseña sobre Paseador de perros de Sergio Galarza (Candaya, 2009). De él, del libro, aún quiero decir muchas cosas más (¿caerá una antirreseña?) y con él, con su autor, vamos a hablar muy pronto. Quisiera poder decir algo más, pero este fin de mes y sus entregas me están achicando.

domingo, 24 de enero de 2010

Nantes

La de anoche fue una noche rara. La comencé dando por terminadas algunas de las entregas de la semana. Decidí buscar inspiración en la noche, dentro de la pantalla del ordenador. Dejarme iluminar por descubrimientos remotos. Recortar los cables de las obligaciones, abrir todas las velas.

Preparé la entrada anterior (Caritas) al tiempo que miraba lo que iban dejando caer mis followeados en twitter y buscaba algún hilo inspirador entre mis amigos de last. Así, llegué casi a la vez a este enlace y a esta canción. Puse una cosa junto a la otra y fue como si el frasco de nitroglicerina cayese contra el suelo de mármol.

Me pasé llorando hasta las tres de la mañana, y escuché la canción quizá treinta veces. Cantando entre lágrimas hace tanto tanto tiempo que no te veo sonreir.... Ésa y otras muchas de Beirut.

Había pasado por alto este disco en su día y llegué de nuevo, en el día preciso en que la voz de Zach Condon me convocaba sentimientos de tragedia que no tenían que ver conmigo.

Ha pasado un día entero desde el ataque de obsesión y, ahora, racionalizando un poco, compruebo que esa cualidad pastosa de su voz me recuerdo de lejos a Shane McGowan (que siempre cantaba como si estuviese borracho, o es que realmente lo estaba), que el grupo se enreda en nostalgias que hablan de México, de Oriente Medio y de Europa del Este, de todo a la vez, con mucha cara dura, sin ni uno solo de los acomplejamientos que en este asunto del mestizaje musical aguarda a muchos músicos; desfiguran melodías, desafinan conscientemente, y de paso te tensan las cuerdas del corazón y tocan con ellas violines con cierto aliento dionisiaco: "cuando nosotros acabemos de tocar, se acaba el mundo", parecía escucharles gritar desde sus canciones anoche.

Y Haití.

No me extraña que Beirut haya enamorado también a Vincent Moon. Nantes es la canción que estaba esperando encontrar para volverme a enamorar. De alguna forma, anoche, dejé de sentir el odioso egoísmo que me acosa en estos tiempos. Regresé a cierta cándida alegría, a pesar de las lágrimas.

Y Vincent recreó mi obsesión, como él solo sabe hacer.

viernes, 22 de enero de 2010

Caritas


Muchos de los que me conocen no saben que soy, en realidad, alguien bastante tímido que se lo piensa siete veces antes de entablar una conversación con un desconocido. Algo bastante absurdo cuando se pretende ser periodista (pero siempre dije que yo era periodista sin vocación).

Así, uno de los últimos encargos recibidos me pilló de través cuando me dijeron que debía salir a la calle a interceptar la opinión de la gente. No tres o cuatro, sino cinco opiniones diferentes sobre diez temas diversos. Para sacar cincuenta he pasado cuatro o cinco mañanas con el cámara en el centro de Madrid (a través de las ventiscas, los temporales y las nieves de estas últimas semanas) y he tenido que saltar encima de casi cien personas. O de doscientas, si contamos a todos los que no me dejaron terminar la frase "perdona, buenos días, estamos haciendo una encues..."

Muchos creerán por prejuicio que es el tipo de trabajo que se le encarga a los becarios. Puede ser. Pero sería un error. En estos días he aprendido que para que la gente se detenga contigo un minuto, te deje grabar sus opiniones con una cámara y sacarles una foto hay que echar mano de toda la psicología del mundo. Al cabo de las primeras negativas y de sentirme terriblemente mal por ellas, descubrí que esto era parecido a ligar en un bar. No te acercas a todos los tipos que están solos, sólo a aquellos que en principio parecen tener ganas de entablar. Gran palabra ésa.

En estos días, también por primera vez, me daba lo mismo si la gente hacía o no hacía cosas bonitas. Si sabía pintar con el pie o escribir poemas en braille. No los entrevistaba por hacer cosas especiales, tan sólo por ser especiales. Miraba la cara de una mujer, de un hombre, elegía el tema (tenía diez distintos para recopilar respuestas), los asaltaba, les pedía permiso. En estos días, mis objetivos sólo debían disponer de medio minuto para quedarse conmigo, y detenerles no fue tarea fácil.

Por eso, por la gigantesca amabilidad del gesto de prestar la opinión de uno que vive y lucha a otro que vive y lucha (que eso es un periodista hoy día) y regalarle un poquito de su tiempo, escribo esta entrada hoy y ya me voy a dormir. Espero que ninguno se reconozca en las fotos porque por supuesto no tengo permiso para ello y por eso están en quince píxeles cada uno. No porque no sean importanes, sino porque son súper importantes.

Sin embargo, tras la timidez y la lucha, venía lo más extraño. Cuando terminaba las mañanas de grabación y persecuciones callejeras, decía adiós a mi compañero y me metía al metro rumbo a casa. Me costaba al menos un cuarto de hora darme cuenta de que ya no les necesitaba, de que ya no debía estar escrutando sus rostros en busca de una esperanza de respuesta ni seguir parando a la gente que me cruzaba en el camino.

Y el veneno, sin embargo, ya estaba inoculado. Ahora no puedo parar. Necesito saber los nombres de todos vosotros y lo que pensáis todos vosotros, sin excepción, de todas las cosas.

jueves, 21 de enero de 2010

Mujer Invisible


Leí Invisible por encargo de notodo.com (ahora soy una colaboradora fija de la sección de libros), con la ceja levantada como últimamente me gusta leer. Paul Auster fue un favorito en otros tiempos míos de lectora, más lozanos, pero cuando me he acercado a las últimas novelas del neoyorquino siempre sentía que me estaba tomando un poco el pelo. Repitiendo patrones. Jugando al azar. A mí el azar en la ficción no me interesa nada de nada.

Bien. Ahí va la reseña que hice para notodo, que hoy es portada y se ve así de bonita.

miércoles, 20 de enero de 2010

Los Soprano forever (reseña)


Varios autores

Los Soprano forever

Errata Naturae


Primero la televisión succionó nuestras cabezas; después nos hizo pensar. Tras el reciente Los Simpson y la filosofía (Blackie Libros, 2009), Los Soprano forever es la propuesta de Errata Naturae para homenajear a nuestra serie de culto. Sería (hasta donde llegan mis noticias) el primero de este tipo nacido en una editorial española. ¿Se merece Los Soprano una colección de artículos reflexivos, provistos desde la pasión del fan a la vez que desde el análisis de orientación estética, psicológica y sociológica? ¿Gastar tinta y papel en la creación de David Chase como fenómeno de la nueva televisión, rizo final y dead end del cine negro? ¿Se merece que pensadores de nuestro mundo -audiovisual y real: Ivan de los Ríos, Peter H. Hare, Noël Carrol, Fernando Castro Flórez y otros- engarcen página tras página desentrañando el porqué del éxito de una serie realista sobre un gordo con depresión y tendencia a machacar cabezas, capo de una mafia de suburbio? Escucho vuestras voces: se merece más.


//Publicado en Go Magazine enero 2010//

lunes, 18 de enero de 2010

Wintersleep + The Maccabees + Editors (reseña)


Palacio Vistalegre (Madrid) 9/12/2009

“Primo Bill: Mi cuarta vez con Editors. Sé que en Birmingham será distinto. Pero se han desleído, como un café con demasiada leche. Ay, dónde se nos han ido. Aquel Tom Smith con tanto por decir, al que la frustración le hacía enorme y le dictaba grandiosos textos de desencanto y rabia. Nos han hecho ir hasta el último lugar del mundo para verlos otra vez (es una droga), pero... la legión de fans que se saben de memoria 'An End Has A Start' (2007) ha crecido una barbaridad, y ya no cabemos en las salas tradicionales. Menos mal que el disco nuevo apareció bien mezcladito con las grandiosas 'The Racing Rats' o 'Bones' (primo, ¿a que está ahí el sonido de 'October', por lo menos?). Una torre de sonido se fastidió y pararon (¡inverosímil!). Trataron de recalentar el ambiente, y se guardaron algunas de las mejores para el final ('Munich'). Pero a mí me subieron a una nube tormetonsa con 'Open Your Arms'. Quizá, quizá pueda perdonarles. Ellos debería saber que sus fans también son frágiles”.

//Mi primo Bill es real. La última vez que hablé con él, nuestro tema común fue los Editors. La foto con la que ilustro la reseña es del flickr de http://www.flickr.com/photos/u2005/. La reseña está publicada en la sección "Live" de Go Mag - enero 2010//

miércoles, 13 de enero de 2010

Ese asunto del curriculum

Me he dado cuenta de que me paso el día escribiendo de los demás. Los artistas, ilustradores, escritores, actores, fotógrafos, cineastas y creadores a los que dedico una parte de mi labor profesional, la de "periodista cultural".

Y de que necesitaba dedicarme algunas horas a escribirme a mí misma.

Ese asunto del curriculum.

Cuando se han dado tantas vueltas por el mundo -y por el mundo laboral- es difícil hacer ver a otros que tienes una experiencia concreta.

He hecho de todo. Aunque no todo ha valido. He dejado fuera de mi relato aquella etapa en la que dirigí un restaurante de un club social junto a mi madre y otras socias, así como la temporada en que di clases particulares a niños desde los 6 a los 18 años. Y les ayudé bastante, me dieron a entender.

Mi verdadera habilidad es salir adelante. Cuando terminé la carrera, sabía que los códigos audiovisuales no me iban a alimentar. En cambio, la comunicación, en un amplio sentido, era mi verdadero ámbito. Entré en internet y no he salido. Por eso sé que sé y puedo dirigir proyectos de comunicación digital y ayudar a las empresas y/o instituciones a que su presencia online sea eficiente, bien considerada por el nuevo prosumidor y coherente con el otro mundo.

Así que vuelvo a dejaros mi vida contada en un par de páginas de word.

Carolink vs Care

En el número 150 (el de ahorita mismo, para inaugurar 2010) de la revista Qué Leer, se puede encontrar la crítica que firma servidora (con su pseudónimo "Carolina León", todo hay que explicarlo) acerca del último volumen de relatos de la catalana Care Santos. Allá por la página treinta y tantos (ver pdf quien lo desee).

Para mí, un estupendo libro que certifica tanto que Care es una narradora breve de alcurnia como que leer libros de cuentos en español, excitantes y deliciosos, es posible. También lo comenté, sin las constricciones de la maqueta, en el blog Estado Crítico.

sábado, 9 de enero de 2010

Canto de amor


Cuánto cuesta arrancar el año nuevo. Es como una resaca interminable y, a la vez, la urgencia de abandonar la ociosidad (medio decidida, medio impuesta) y entrar al trapo con todos esos proyectos que han quedado para después de la vuelta de hoja del calendario. Sabiendo que da lo mismo que el mundo gire o no, sabiendo de la inutilidad de todos los esfuerzos, sólo mediante la acción consigo entablar un diálogo decente conmigo, donde no entran a formar parte ni la autocompasión ni la impotencia.

Uno de mis trabajos es hacerme preguntas. Y una de las preguntas que me hago hace mucho tiempo es cómo puede vivir una mujer que ha escrito y cantado algunas de las canciones más hermosas de los últimos veinticinco años, retirada en una vida de madre y ama de casa, desconectada del quehacer musical y guardándose su don para ella misma (y los suyos).

Cierto es que Elizabeth Fraser ha acudido puntualmente a grabar, después de la disolución de Cocteau Twins (1998), cuando el proyecto ofrecido le ha interesado. Así fue como surgió su participación más conocida: Teardrop, de Massive Attack. Siempre que le hablo a alguien de ella, tengo que remitirme a esta canción para que la reconozca. También se acercó a Peter Gabriel (en el disco OVO) y a Yann Tiersen, en dos bellísimas canciones de Les Retrouvailles.

Pero hay que bucear. Es imperativo. Quien crea que sabe algo de la música popular de los 80-90 y no se haya escuchado la discografía de este grupo, está culturalmente cojo. Quizá fue Garlands o Treasure el primer disco de Cocteau Twins que llegó a mis oídos. Realmente no lo recuerdo. Sólo sé que en algún momento de 1989 (después de haber pasado por épocas fanáticas de U2 y The Cure), la música que publicaba el sello 4AD ingresó en mi ADN, y ellos se convirtieron en compañeros inseparables.

Fueron visionarios. Cuasi góticos. Cuasi new age. Absolutamente únicos. Se reinventaron maravillosamente unas diez veces (aquellas remezclas hechas por Seefeel, uno de los eps más brutales que se me ha dado escuchar). Y no hay álbum despreciable en su discografía. Milk and kisses (1996), su "canto del cisne", es perfecto, emotivo, lleno de fuerza y grandiosidad de estudio.

Hace ya tres semanas, me llegó la noticia de que Elizabeth Fraser volvía a la acción. Aparece ahora (ya se puede escuchar y comprar en formato digital, y está disponible en Spotify) un single escrito por ella y dos amigos músicos, de nombre Moses. Había creído, al leer los adelantos, que el regreso de Fraser tenía que ver con la trágica muerte de su amigo Jake Drake-Brockman, quien fuera teclista de Echo and the Bunnymen. No. Estaban preparando el material (Liz, Jake y Damon Reece) y llegaron a grabarlo cuando, en septiembre del año pasado, un accidente en moto se lo llevó por delante. Terminarlo y publicarlo es el auténtico homenaje. Eso es un regreso genuino.

Así que, sacudiéndome la resaca, me entrego por entero a su canción. Escucho el single y sus dos remezclas (a cuál más hermosa) toda la tarde. Primero me pareció una muy sencilla melodía. Pocos juegos vocales. Un ciclo constante, sin demasiado desarrollo.

Pero se me pega a las paredes de los vasos sanguíneos con sólo dos pasadas. Hay que destripar la idea de la belleza con tiento, con magia, con sabiduría. Liz sabe hacer esto y siempre adiviné que la de su ex marido Guthrie era una muy alargada sombra para alguien con su voz.

Mi amiga Liz, la performer de Song to the siren (de Tim Buckley, intuyo que el padre de Jeff, de haber estado vivo, se habría suicidado de nuevo al escuchar una reinterpretación tan deliciosa), el hada cantarina de Alice (en la banda sonora de Stealing Beauty de Bertolucci), la compañera de Robin Guthrie (a mí me interesa lo artístico) en una docena de discos maravillosos, la reinventora de unos Massive Attack que no serían lo mismo sin su voz en Mezzanine...

Más de diez años. Después. Casi cumplo treinta y seis. Ella tiene cuarenta y seis. Siempre me identifiqué muy de cerca con ella. La canto en la intimidad, imitarla me ha enseñado cosas de mi voz que no conocía. Cuando he visto esta imagen, me ha dado un vuelco el corazón.


(Todos los enlaces a la música son de Spotify. Si no tienes una cuenta propia, me sobran invitaciones.)

jueves, 7 de enero de 2010

Turismo del desempleado


Mi pequeña aportación a algo que, para mí, tiene menos que ver con la crisis que con la militancia, es este artículo en notodo.com. Lo llamé exilio, ahora lo llamo turismo gratis, depende de quién me lo compre.

No pretende agotar las opciones, ni mucho menos. Sólo servir de guía para no dejar que nos arrastre la marea de la inutilidad (que es como quieren hacernos sentir: si no produces y no tienes dinero para consumir, eres un inútil).

Para todo todo todo lo gratis, está la web www.sindinero.org. Y, como esto es una tendencia, un periodista catalán ya ha puesto en marcha un blog de servicios / espectáculos / oferta cultural gratis en Barcelona. A mí me daba vueltas en la cabeza hacer algo así. Pero lo mío sería narrativo... (deformación de una).