Hay gente de ésa.
Por suerte, me tropiezo más con la otra: hasta el portero de mi edificio es de los otros. Hablamos a menudo, últimamente. De la vivienda, la desproporción del tema "libros de texto", y poco falta para que hablemos de a dónde van los personajes. Me entrega cada semana dos o tres lindos paquetes de libros. Cada lunes, sobre las siete, me ve salir cargada con el ordenador y me despide: "Que te salga bien el programa". No sé en qué momento le conté que los lunes hago un programa de radio.
Le invitaría a la fiesta de aniversario, y estoy segura de que entendería nuestra perversa propuesta. Pero hay gente que no.
Por ejemplo
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