Cuando George Tasie nació, estaba desnudo. Ninguna cosa anormal en aquel nacimiento, salvo que el niño nació absolutamente desnudo. Porque siempre traen en sí cosas pegadas: las querellas de sus familias, las esperanzas de sus padres originadas por su propia llegada, el colorido de la estación que los recibe o las sonatas que sus madres les tocaron al piano mientras pasaban de cigoto a embrión, de embrión a feto. George Tasie no se trajo nada de eso al mundo. No se trajo nada de nada.
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Tres circunstancias: Este relato no estaba previsto, pero igual entra a formar parte de "el plan". Satie es, no mi músico de cabecera, mi inspiración a todas horas desde hace semanas. Deseaba escribir un "cuento antiguo" y está saliendo. Con toda su antigüedad, que podría decirse especie de solemnidad, aire de fábula, alegoría sin trasfondo alegórico.
Nos mudamos
Hace 11 años