A Chris Adams se le fue rompiendo la voz a medida que avanzaba el show. A pesar de la afonía, algún problemilla técnico con un ordenador, y estar tocando por primera vez juntos -según confesó-, sacó sus mejores recursos para completar un show sensible y entretenido. Con esta electrónica mezclada de sentimiento, a duras penas se hace bailar al público (aunque invitaran), y es asimismo difícil atrapar por la emoción. Sin ser tan sorprendentes como los añorados Laika, ni tan intensos como Lali Puna, propusieron vibrantes canciones aderezadas de secuencias, entregando texturas imaginativas, y el punto fuerte de una batería potente que aportaba la energía al show. Prometedores.
// Publicado en
Fiber Domingo 20 de julio //
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