miércoles, 22 de octubre de 2008

Formato familiar

Notas de trabajo (o las últimas tres semanas de improductividad, o Bela Bartók trazando el camino):

- si alcanza, habría de tener 20 páginas
- tintes melancólicos
- la escala de las cosas
- el cambio de las palabras
- narrador - vecina presente - Alicia pasado.

Recomenzar Formato familiar, no es accurate. Tiene que ajustarse a un planteamiento más extremo, más terminal. El personaje locutor ha de tener una entidad más definida, extremar su pulsión lingüística, y evitar ser discursiva, bizarra. Reflexiones sentenciosas.
Vocación pedagógica, pedantería innata, por el camino recorrido y la lucidez adquirida.

Aquí, detrás de este cuento, el jazz -como forma creativa desprovista de moldes -y el rap, como sublimación de la palabra oral.
Una gran crisis, debacle económica, en el fondo del presente narrativo. Una debacle de sentidos.
Incluir más el presente en la situación comunicativa.
Lo que siempre quise decir con este relato es cómo las relaciones se pudren en la cotidianeidad, en la vil rutina. Usar el lenguaje como una metáfora del consumo.
La historia de Alicia es la historia de la vulgaridad en el lenguaje, en el centro de la relación que ha de mantener con el narrador. Paralelamente, la afición a consumir. Más que un paralelo, ha de ser un espejo, un discurrir autónomo y mugriento.

Esta noche tengo que salir del estancamiento y otorgar forma sin forma a Formato familiar.

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Yo he perdido a la familia. Pero no me la han quitado. La he eliminado. Podéis intentar hacerme creer que soy otra víctima de la crisis. Tengo mi propia explicación para lo que soy ahora. Me vale y me completa. Y el que una fulana de pelo enrojecido artificialmente, en un tiempo en que conseguir leche fresca para el desayuno lleva poco menos que al asesinato, me llame “bilioso” me suscita tanta emoción como masturbarme parsimoniosamente en la ducha sin agua caliente. A vosotros os están quitando la realidad, yo me la estoy ganando.
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