martes, 11 de agosto de 2009

Un lago en el cielo (es mi regalo)

Me da miedo entrar en mí. Expresarme con mis verdaderas letras. Dejar paso a la alegría y la esperanza para que hagan de mí lo que les plazca. Me da miedo volver a sentirlo todo, pero... ¿Cómo atesorar lo importante para que quede guardado, impoluto, accesible en caso de emergencia? Es más, ¿ayudarán verdaderamente esos tesoros en caso de emergencia?

Este es un paso que me espera. Que se abalanza sobre mí. Alejarme de la ignorancia y la propensión melancólica -esa puerta abierta a la sabiduría y cerrada al sentimiento-, expulsar los malos hábitos para re-conformarme, extraer a la verdadera mujer que guardo, absolutamente dispuesta a la vida; será echar de mí a la mujer que muestro, absolutamente predispuesta a la desdicha. Entro y salgo de ella y sé que ella no soy yo, al mismo tiempo que sé que toda ella soy yo.

Me invito a la alegría. Una canción, esta noche, me invita a entrar en la aceptación de la alegría. Una hermosa canción atesorada por mucho tiempo me habla ahora en otro lenguaje, con otros códigos, y pasmo aquí boca abierta ojos sin llanto piel erizada, con el caleidoscópico mundo que me deja ver. La canción lleva unas imágenes.

La escucho, la veo, converso con ella como 34 veces. Las imágenes fueron entregadas con amor por 34 realizadores, aferrados a un concurso que era un homenaje, 34 almas devotas y agradecidas como yo a esta canción que cura soledades //hoy te apuré... estaba tan sensible... son espejismos que aumentan la sed//. Paseo mi organismo sin sueño por los entresijos -me dejo guiar por el hilo que desenrollará la ilusión, alguien dijo-, me da miedo entrar en mí y salgo afuera a la caza.

Y no podía pasar nada mejor que tropezarme con esta pieza de video-arte al servicio de un trozo de cielo pop.

Me entran ganas de enflaquecerme y a ser posible desaparecer por completo, y me ahogo en la evidencia de mi completa, infinita mezquindad.

Cuando creo, no creo como un regalo.
Un regalo.
34 almas escucharon y crearon, cada uno de ellos, un regalo para después ser troceado, amado y dispuesto en el collage final -que tiene ese viso promocional propio del vídeo-clip, tan encubierto que funciona como una instalación multimedial, pero de un museo muy particular.

Es la instalación que, fecunda, adorable, quiero que amueble mi alma. La nueva alma que estrene. No demasiado tarde.

Un alma que quizá está -y esté- toda ella equivocada, pero una nueva. Que tiene miedo, sí. Quién no tiene miedo ante tanta incertidumbre. Pero que también está preparada para recomponerse. //Vamos despacio. Para encontrarnos. El tiempo es arena en mis manos.//

Esta noche he realizado un viaje y me sentía atinada para describirlo. A través de la canción -los compases conocidos, la letra condenatoria de mi total egoísmo- y de las imágenes que le han pegado, he visto con maravillosa nitidez cuán estúpida he estado siendo. Y sigo, puesto que no soy capaz de expresar lo que quiero decir sin remitirme una y otra vez a este famélico yo.

En definitiva, hice yo el viaje, y estoy yo demudada por el descubrimiento de la generosidad, la benevolencia de lo que se hizo con las manos ofrecidas y sin mezquindad, el artefacto creativo y sobre todo la gratuidad del mismo. Entonces he visto:

el colorido vibrante que he de encontrar en mis escritos,
la fantasía que he de convocar,
el regreso de la pólvora maravillosa para que los fuegos artificiales al final del espectáculo dejen a otros encantados, y no dolidos.

Ésa es la generosidad.
No se inventa.
Hay un arsenal de amor en mí. Es momento de dejar de crear desde la desolación: abrazarme, para entregar esto que llevo con la sonrisa más consciente y limpia que nadie pueda imaginar. Un regalo.



//Hoy es 11 de agosto. Es, por tanto, el cumpleaños de Gustavo Cerati. Él me regaló docenas de canciones a lo largo de los años que han sido mi reciente desaparecer y hoy sigue estando ahí. Gracias totales.//

2 comentarios:

Miguel Ángel Maya dijo...

...Felicidades a él...
...A ti, que "la ciudad de la furia" te sea leve, que tengas un poco de luz, aunque sea de esa leve e inestable de "dynamo"...
...Beso...

Carolink dijo...

Los discos de Cerati, estos días, me iluminan más que los de Soda Stereo. Pero Dynamo es grandioso, sí. En todo caso, el refugio-de-toda-la-vida sigue siendo Cocteau Twins. A pesar.