Lo mío con
20 minutos viene de haber conocido a una persona del equipo hace ya tiempo, cuando comenzaba a ofrecerme seriamente en colaboraciones dispersas por publicaciones de todo tipo. No me valía con tener una hija de cinco años y un bebé de meses. Yo quería hacer.
Es esa persona la responsable de que me haya tocado una pequeña participación en un "especial", celebración del
10 aniversario del periódico, que se puede recoger hoy en los puntos de distribución del diario. No he dejado de preguntarme, mientras duró su preparación, si no podrían hacer los encargos que a mí me hicieron a alguno de los muchos que han sido despedidos de la plantilla. Todo el mundo sabe cómo está el patio del periodismo.
(También me contestaba: muchos "despedidos" no tienen necesidad de correr tras los trabajos, a veces realmente "migajillas", no es el caso, que se dejan al colaborador).
Puedo decir que, como nunca he trabajado en una redacción, aquí he tenido que recabar nuevas experiencias (como conté
en esta entrada). También puedo decir que, hasta donde yo sé, nunca había contado mi trabajo con una difusión tan grande. Pensaba, mientras se me helaban las manos recorriendo el centro de
Madrid y solicitando opiniones a los transeúntes..: ¡esto va a ser lo más parecido a la sensación del escritor que se encuentra, en un transporte público cualquiera, con un lector o lectora enfrascado en su libro! ¡Podré ir en el metro y ver cómo los sufridos y madrugadores disfrutan con mi trabajo y el de los demás! Porque me consta que un montón de gente ha tenido parte y ha arrimado el hombro para que esto saliera.
En cambio: he ido a mi parada de metro y he pedido dos ejemplares (uno para
mamá, claro). He entrado en una cafetería. Llego allí sonriendo porque el señor de la cazadora de cuero verdoso está ojeando el "especial". Me paro allí, a su lado. Mientras abro mi especial y pido un café, el señor imitación jabalí ha doblado en cuatro el cuadernillo ("¡qué bien, se lo va a llevar!") y lo ha tirado a la papelera, a sus pies.
(Ahora sé, no cómo se siente el escritor en su turbia imaginación autobombística, sino cómo se sienten todos los que trabajan en el diario al pasear por un vestíbulo de páginas impresas flotantes).
Quien no pueda encontrarlo en papel (a estas horas del día, poco quedará), lo puede revisar online,
aquí. Hay diez grandes reportajes (inmigración, sociedad del miedo, tecnología y ciencia, cultura, nuevas familias...) para tratar de pintar un cuadro sobre los diez años de cambios, desde la existencia de
20 minutos.
Mi grano de arena está en las
encuestas a famosos.
El reportaje
de los repartidores (¡gracias por ser tan majos!): en el papel se ve mucho más bonito, tengo que admitir.
Y las preguntas en la calle. Las diez, como ya expliqué. Están repartidas por los diferentes temas del especial, impreso, pero también están
en estos videos.
Un
idilio es siempre algo breve, intenso, sólo a veces hermoso. A mí me gusto mucho éste.
1 comentario:
Nena, no sabía. Así pues, enhorabuena por tu idilio.
Inma.
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