Hace quince días, la que curiosamente fue nuestra última cita, contuvo una de mis habituales bromas sobre el asunto:
"¡Claro que voy a escribir sobre lo nuestro, ¿qué te esperabas?"
Estabas furioso, pero terminamos la cena, civilizadamente, y también follamos, religiosamente.
No me has llamado en dos semanas. Lo dejé en tus manos, algo olía raro.
No pude dormir, una de estas noches, y tecleé medio en sueños un SMS: "No te preocupes. No doy nombres".
Silencio otra vez.
Me pregunto qué fue. Un sentimiento de marioneta con corazón atrapada en mis ficciones u otro de anonimato impuesto al ego. Ay, qué duda.
Nos mudamos
Hace 11 años
3 comentarios:
...o al higo.
Yes, I go.
I mean...yes, I do.
Y eso quiere decir que te gustó, Mr. Anonym...?
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