sábado, 9 de enero de 2010

Canto de amor


Cuánto cuesta arrancar el año nuevo. Es como una resaca interminable y, a la vez, la urgencia de abandonar la ociosidad (medio decidida, medio impuesta) y entrar al trapo con todos esos proyectos que han quedado para después de la vuelta de hoja del calendario. Sabiendo que da lo mismo que el mundo gire o no, sabiendo de la inutilidad de todos los esfuerzos, sólo mediante la acción consigo entablar un diálogo decente conmigo, donde no entran a formar parte ni la autocompasión ni la impotencia.

Uno de mis trabajos es hacerme preguntas. Y una de las preguntas que me hago hace mucho tiempo es cómo puede vivir una mujer que ha escrito y cantado algunas de las canciones más hermosas de los últimos veinticinco años, retirada en una vida de madre y ama de casa, desconectada del quehacer musical y guardándose su don para ella misma (y los suyos).

Cierto es que Elizabeth Fraser ha acudido puntualmente a grabar, después de la disolución de Cocteau Twins (1998), cuando el proyecto ofrecido le ha interesado. Así fue como surgió su participación más conocida: Teardrop, de Massive Attack. Siempre que le hablo a alguien de ella, tengo que remitirme a esta canción para que la reconozca. También se acercó a Peter Gabriel (en el disco OVO) y a Yann Tiersen, en dos bellísimas canciones de Les Retrouvailles.

Pero hay que bucear. Es imperativo. Quien crea que sabe algo de la música popular de los 80-90 y no se haya escuchado la discografía de este grupo, está culturalmente cojo. Quizá fue Garlands o Treasure el primer disco de Cocteau Twins que llegó a mis oídos. Realmente no lo recuerdo. Sólo sé que en algún momento de 1989 (después de haber pasado por épocas fanáticas de U2 y The Cure), la música que publicaba el sello 4AD ingresó en mi ADN, y ellos se convirtieron en compañeros inseparables.

Fueron visionarios. Cuasi góticos. Cuasi new age. Absolutamente únicos. Se reinventaron maravillosamente unas diez veces (aquellas remezclas hechas por Seefeel, uno de los eps más brutales que se me ha dado escuchar). Y no hay álbum despreciable en su discografía. Milk and kisses (1996), su "canto del cisne", es perfecto, emotivo, lleno de fuerza y grandiosidad de estudio.

Hace ya tres semanas, me llegó la noticia de que Elizabeth Fraser volvía a la acción. Aparece ahora (ya se puede escuchar y comprar en formato digital, y está disponible en Spotify) un single escrito por ella y dos amigos músicos, de nombre Moses. Había creído, al leer los adelantos, que el regreso de Fraser tenía que ver con la trágica muerte de su amigo Jake Drake-Brockman, quien fuera teclista de Echo and the Bunnymen. No. Estaban preparando el material (Liz, Jake y Damon Reece) y llegaron a grabarlo cuando, en septiembre del año pasado, un accidente en moto se lo llevó por delante. Terminarlo y publicarlo es el auténtico homenaje. Eso es un regreso genuino.

Así que, sacudiéndome la resaca, me entrego por entero a su canción. Escucho el single y sus dos remezclas (a cuál más hermosa) toda la tarde. Primero me pareció una muy sencilla melodía. Pocos juegos vocales. Un ciclo constante, sin demasiado desarrollo.

Pero se me pega a las paredes de los vasos sanguíneos con sólo dos pasadas. Hay que destripar la idea de la belleza con tiento, con magia, con sabiduría. Liz sabe hacer esto y siempre adiviné que la de su ex marido Guthrie era una muy alargada sombra para alguien con su voz.

Mi amiga Liz, la performer de Song to the siren (de Tim Buckley, intuyo que el padre de Jeff, de haber estado vivo, se habría suicidado de nuevo al escuchar una reinterpretación tan deliciosa), el hada cantarina de Alice (en la banda sonora de Stealing Beauty de Bertolucci), la compañera de Robin Guthrie (a mí me interesa lo artístico) en una docena de discos maravillosos, la reinventora de unos Massive Attack que no serían lo mismo sin su voz en Mezzanine...

Más de diez años. Después. Casi cumplo treinta y seis. Ella tiene cuarenta y seis. Siempre me identifiqué muy de cerca con ella. La canto en la intimidad, imitarla me ha enseñado cosas de mi voz que no conocía. Cuando he visto esta imagen, me ha dado un vuelco el corazón.


(Todos los enlaces a la música son de Spotify. Si no tienes una cuenta propia, me sobran invitaciones.)

5 comentarios:

phausto dijo...

hola,
hace tiempo que te leo. A hurtadillas. Sin embargo, me sabe mal que una entrada tan sabrosa como ésta se quede huérfana de comentarios, así que me estreno con esta impertinente nota a pié de página... para completistas y curiosos en general.

Spotify List

Craig Armstrong "This Love"
The Winter Guest (Soundrack) "Take me with you"
The Bathers "The Angel On Ruskin"
The Bathers "The Night Is Young"
Spooky "Hypo-Allergenic"
Jeff Buckley "All Flowers In Time Bend Towards The Sun"
Shum "Underwater"
Felt "Primitive Painters" (Ésta última es una de mis canciones de cabecera, así que, aún a riesgo de quedar como un atorrante, me gustaría dedicársela a la autora : para Carolina, pues;)

Carolink dijo...

Hola! Phausto: "a hurtadillas" significa mucho. Hace tiempo (en el carolinkfingers 1.0) que dejé de preguntarme quién me leía o por qué una entrada no llenaba la cajita de comments. Sin embargo, me regalas cosas que ni conocía. La de Armstrong sí, pero no la recordaba. La de Felt: maravillosa. Son esas voces a un punto de la histeria del ep Tiny Dinamine, quizá mi disco favorito de los Cocteau. Y con la de Jeff me has dejado helada. ¡Esos dos! Sabía que Liz amó a Jeff. Y que Rilkean heart era para él. Lo que no sabía era que habían llegado a grabar juntos.
Ahora que escucho esta canción, me llega a la memoria como un grito la colaboración que hizo para ¡Future Sound of London! Mi amado Mario (Silviania) me hizo oir ese disco. Es Lifeforms, pero en su versión ep. En Spotify: spotify:track:2b2aQxXsoJ0K0S9sVVZ36e
¡Verá qué belleza! ¡Y pensar que se me había olvidado!
Usted que sabe más de Liz que yo se merece un post. Coño.

Carolink dijo...

¡Ah! No he dicho nada: ya la tienes en la lista de Spotify. :)

phausto dijo...

Ah, me alegra que te haya gustado. Y no, no te creas que sé mucho. De hecho, y aunque he sido muy fan de Cocteau Twins, algunas de esas colaboraciones tampoco yo las conocía (la versión de "Respect"(¡?), por ejemplo, o esa maravilla de FSoL que me recomendabas..) Fué ayer que, contagiado de tu entusiasmo, me dió por tirar del hilo, y así fueron apareciendo esas joyitas (y finalmente, aquí, el tesoro al completo).
Ya vés entonces que no se trataba tanto de regalar como de... ¡satisfacer una deuda!
Y sí, "son esas voces...", sin duda. Pero no deja de sorprender cómo algunos de esos mismos grupos que no dudaríamos en tildar de "oscuros" (Cocteau Twins, The Cure, Echo & The Bunnymen,...) consiguieron, en ciertos momentos, elevarse (y elevarnos), ya no hacia la alegría,(no eran "canciones alegres") sino hacia la euforia más sublime y desbordante: hacia el... ¿éxtasis?
Por eso, en el caso de Liz Fraser, más que la histeria, casi se diría que roza, en ocasiones, el arrebato místico.
Claro que, tal vez sean lo mismo... Nuestra época, de hecho, tiende a asimilarlos.

¡Saludos!

Carolink dijo...

phausto, good night allá donde estés. Si usas last.fm, ¿cómo te llamas allí? Soy un poco fanática :)