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Debo decirles que tengo un cuerpo, deseos, dudas y preguntas. Debo advertirles que escribo sobre el presente a través del cuerpo y "no desde una huida del cuerpo". Y que desde esta posición de materialismo encarnado doy cuenta de mi propia localización desde una dimensión cultural y geopolítica que oscila entre el mundo urbano y el rural, entre distintas localizaciones del sur de una Europa decadente, y desde una dimensión temporal que se balancea entre la construcción de un nuevo siglo y la clausura de otro que no termina de irse del todo, una posición no estática, que cambia conforme escribo.
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La intimidad siempre nos habla de una zona reservada, de un escenario que importa, donde buscamos una protección, una clausura, la posibilidad de acoger descubrimiento, posibles huellas de experiencia, acumulación, ensoñamiento y revisión; en el cuarto propio conectado: privacidad sin recluirnos del todo. Porque la habitación conectada abriga, y nos valemos de esta sensación para sentir que aquí sí, que aquí estamos solos sintiendo que no lo estamos del todo; que podemos "concentrarnos" por fin, y descansar de la dispersión del afuera, pero también acceder de manera ordenada al mundo y a los otros.
Y tirar del hilo que desenrolle la madeja de la ilusión.
Me hubiese gustado firmar los párrafos superiores, pero los extraigo de una lectura en proceso: Un cuarto propio conectado, Remedios Zafra (Fórcola, 2010). Póngase en relación, si se tiene ganas, con el post anterior y los de la serie Just-a-working-girl (lista de tags).
1 comentario:
...Suscribo los párrafos robados...
...También suscribo tu cosecha propia...
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