domingo, 13 de febrero de 2011

El énfasis

Imagen tomada prestada de este sitio, porque da permiso.

No llegué a decirlo pero lo pensaba, estos últimos días, durante el enésimo arrebato de un twittero-famoso (esa categoría): en el momento en que #tuputamadre u otra expresión similar llegara a los Trending topics de twitter (nacionales, claro), me quitaba. Y hubiese sido la segunda vez.

Por suerte, algunas cosas: me importan no demasiado los TTs (más que porque reflejan lo que hay); la mayoría de la gente a la que leo no siguió el asunto ni le dio más énfasis; y aún creo que la herramienta es mucho mejor que aquello que se impregna en el afuera, llámese medios de comunicación, diarios online, bloggeros de postín u opinadores profesionales.

Trabajo desde hace ya algún tiempo en ese resbaloso terreno que se llama Social media (redes sociales, no más), pero observándolo con distancia, algo de suspicacia y un mucho de descreimiento. Esto es, en todo caso (y lo cuento a riesgo de quedarme sin trabajo) porque no creo en el marketing ni en la colonización de la red a cuenta de las marcas. Aunque a veces pienso que toda resistencia es fútil, me resisto.

Vengo utilizando diversas redes sociales desde 2005 con toda la hartura y pasión de la que soy capaz; explotándolas, sería más acertado; en algunas ocasiones, con resultados elefancíacos: cometiendo todos los (ho)errores y pagándolos después. Para eso tuvimos los primeros años, las primeras redes, las primeras descargas de adrenalina, los primeros espejismos de amistades online, los escarceos y experimentos los tuvimos entonces. Nunca había visto -y es que me planteo que la burbuja creada por los social media marketers (¿aprovechada?) y demás fauna está pronta a estallar- tanta inquina lanzada y absorbida a través de estos medios.

Diríase que el dilema está en: dada la impresionante inflación en los contenidos (y sobre todo en las opiniones, que no son lo mismo pero que se mezclan como si fuese aceite sobre espaguetis) en esto que llaman los medios sociales, ¿cómo destacar? Los recién adoptados, los que han sido evangelizados, los que están llegando a estos espacios convencidos por su asesor de imagen de que "mola", parece que necesitan hablar más fuerte que los demás. Y entran a hacernos compañía como elefantes en una cacharrería.

El énfasis de los dictámenes. Las opiniones contundentes. Las descalificaciones ("tu puta madre, guapa"). La furia. El insulto ("mujer fascista"). Una rabia desmedida. Las cadenas insufribles de bromas (y no sólo eso) a costa de una metedura de pata. Hay que hablar sea lo que sea lo que se diga. Hay que quedar por encima. Quedar vencedor.

Solo leo volumen a mi alrededor: hay que enseñar más carne, esto es una pelea a muerte, hay que ensañarse. En las escuelas de relaciones públicas en medios sociales se cuenta (aventuro) la ciencia del énfasis. Del abultar, resaltar e imponerse. Aunque no venga a cuento: cuando vivía en Chile siempre sabíamos cuándo había españoles alrededor, no hacía falta ni prestar oído al acento. En las redes sociales hay muchos "españoles" porque el acento que se impone es el de la brutalidad. La palabra énfasis es una palabra preciosa que se me está deconstruyendo.

Mientras, sí, también declaro que no debemos dejar de tener opiniones contundentes. El énfasis actual es eso sin su contrapartida: yo puedo opinar, pero tú no; yo puedo hablar, pero a ti no te dejaré expresarte; tú puedes bromear, pero si me daña insignificantemente te haré caer. Donde hay énfasis, debería existir también ponderación.

Necesitaríamos contexto y sobre todo un barbitúrico ideal contra las crisis de poder, que me he procurado yo sola todos estos años, que no se trafica en ningún mercado negro y que se ingiere tan solo leyendo un poco: te obliga a pensar unos minutos tus reacciones, te sitúa en el lugar del otro, te disecciona los argumentos que creías tan perfectamente férreos y formados. Te da otra visión, oiga, y es baratísimo.

Se llama relativismo. Aunque contra toda norma, la medicina es mucho más accesible para los que no somos nadie.

9 comentarios:

narbona dijo...

Chapó....!!! Me ha gustado este artículo. Muy bueno.

aitor dijo...

En los tiempos de Usenet la cultura hacker se encargó de hacer un análisis bastante lúcido y divertido de la interacción en los foros de discusión. De ahí salió, por ejemplo, la famosa ley de godwin, que es fascinante: http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Godwin

Carolink dijo...

gracias, narbona, por leerlo y comentar. aitor, me suena haber leido hace tiempo sobre esa ley (me lo vuelvo a leer): seguramente las dinámicas no han variado mucho, aquellos fueron campos de experimentación. ¿No es bastante fascinante cómo el "trolleo" y el avasallamiento cada vez están mejor vistos?

Leonardo dijo...

Esto fue refrescante :)

Carolink dijo...

Pues eso fue un cumplido, creo :) gracias!

Anónimo dijo...

Como diría Larry David: Modera tu entusiasmo

Anónimo dijo...

Puede que por decirlo llegues a pensar "mira otro que lo dice pero a saber si se lo aplica". Pero lo cierto es que sí, soy otro que piensa que hay demasiado ruido en las redes sociales estas y que está harto de la prepotencia sin límites, de ese "ir caminando a codazos" de la gente.

A veces parece como si los trolls hubiesen colonizado Twitter.

A veces pensaba que era el único que detesta los TT nacionales que están poblando Twitter y que algunos blogs recogen para hacerse los graciosos.

Tan sólo tengo que echar un vistazo a mi Twitter. Madre mía. A veces me digo que maldito fue el día en que me lo hice, pero de alguna manera tengo que conseguir mantener el contacto con ciertas personas. :S

Con tu permiso, me suscribo a su blog por medio de mi Google Reader. No sólo por este caso porque mi opinión coincida con la suya, sino porque veo también interesante cuando eso no ocurra (por la forma tan clara de argumentar los hechos).

Un saludo!

P.D.: Soy español y no me siento para nada ofendido, es más le apoyo. Ha descrito perfectamente a las típicas personas del lugar. No le voy a mentir, hay gente de aquí que no somos así, pero si vas a España es lo que más te vas a encontrar.

Aniano Baíllo dijo...

Cuando se utiliza como conjunción, "porque" va junto (más que "porque" reflejan lo que hay).

No se puede ir de superior de la vida y de cultureta utilizando el castellano incorrectamente.

Un saludo.

Carolink dijo...

Anónimo: lo de la comedia en sí misma (y las formas de la ironía toda) en estos espacios da para mucho también, ¿no?
Griseo: soy española, y vivo aquí. Lo utilizaba, dentro de ese contexto, como figura retórica. No es una cuestión de nacionalidades y no es exclusivo de nuestros twitteros, claro, pero es lo que sufro.
Aniano: toda la razón, eso es un "porque" como una casa y ya está corregido.