martes, 17 de julio de 2007

La cagada (3)

Intento de poética, en tres partes dije (habré de guardar mi palabra).


Parte 3. Yo soy el mundo entero.

Lo decía por ahí el otro día; quizá es que soy yo la que no sabe jugar. Quiero el juguete, y las pinturas, y los disfraces, y las tijeras, y los muebles. Lo quiero todo, pero no quiero reglas. Hablo claro – consecuencias llegan, canta mi rapera favorita. Si te quieres pringar, acabas con una nariz rota, por lo menos. Para eso tengo a McNamara/Troy. Voy a desvestirme de cosas aprendidas. Hago este camino como escritora. Como persona, por cuanto la que escribe soy yo y yo soy la que escribe. Trato de ocultar a una en la otra, sin mucho éxito. Voy a desvestirme, pese a quien pese a quien pese a quien pese.

Bien. Cuando decimos, así, sin dobleces: este es un discurso de poética, estoy ensayando mi propio lenguaje y busco una forma de texto que habita en mí. Decimos, decía, escribo porque no tengo otro remedio. Invento. No me atengo a la ficción, no me pidas realidad. Injerto matices entre ambas cosas. Dame ficción que yo te daré fermento. Dame concreciones que yo te daré lírica. Estoy de servicio, se oye decir a la mujer policía, siendo invitada a tomar una copa por el guapo hombre al que acaban de soltar en comisaría. Estoy de servicio, majo, siempre estoy de servicio.

Volvamos a la poética –sin saber muy bien si así la puedo llamar. Voy a desvestirme. Y con esto, voy a colonizar las palabras, todas las palabras, todos los registros, todos los recursos estilísticos, todo el arcoiris expresivo. Estén donde estén: nada me será vedado. Yo soy el mundo entero. Me apropio de los códigos, otros los pusieron en el camino para mí, otros los probaron con desiguales resultados, es mi tarea y mi derecho y mi desafine y mi obsesión hacerlo, tocarlo, palparlo, usarlo, agotarlo, agostarlo. ¿Alguna vez funcionó decirle a un niño “eso no se toca”?

Meo, cago, follo. Mierda, ano, forúnculo. Polla, culo, teta. No hay nada más poco sutil. Pero los invito a aparecer. Acto gratuito de provocación. Pequeñísima parte de la paleta expresiva. Recurso de sopapo lingüístico, remezón infértil. No busco quedarme en este lugar, sólo visitarlo en el momento en que me convenga. Porque (¿por ser yo quien soy, por ser lo que soy?) algunos parecen objetar algo, cualquier cosa, a mi derecho sobre ellos.

Me tomo muy en serio lo que hago. Aquí y aquí y aquí y en todos mis cuadernos. Son las etapas necesarias, casillas a completar. ¿Todo vale? Todo vale. Busco sentidos, esencias, certezas sin pedir permiso. Juego y mi juego no tiene limitaciones. Eso me creo, a eso aspiro. Sobre las limitaciones, los perros que me ladrán (¡perra!: ¿poética? ¡Por el coño te voy a meter tu poética!) estoy en composición de una nueva diatriba.

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