Inventaría una etiqueta para los de Seattle, “rock autoconsciente”: algo hay en este abigarrado e impenetrable “Down Below It’s Chaos” que dificulta el mero disfrute hedonista e induce a una escucha pausada y meditabunda: obliga a preguntarse “para qué tanto cinismo en el rock’n’roll”. Kinski, en estado de gracia, entregan una obra redonda y desafiante como pocas. Con una escucha apenas rascamos la superficie del armazón que fundamenta canciones dispares entre sí como “Crybaby Blowout” o “Punching Goodbye Out Front”. En la cuarta o quinta, se empieza a entender que cuanta más confianza en el rock demuestran, más profunda es su intelectualización. En la bendita electricidad de “Boy, Was I Mad!”, con su predecible fraseo; en el rock matemático, sin crescendo, de “Child Had a Train to Catch”; en la maligna quietud de “Plan, Steal, Drive”, que podría haber sido escrita por los hijos de Vini Reilly; en la ausencia de colorido del tremendo final, “Silent Biker Type”: quieren que sepamos que ellos saben que está todo inventado y sin embargo, tanto si le dan a la psicodelia como al rock garagero, consiguen emocionar nuestras neuronas con uno de los álbumes más hermosos de los últimos tiempos.
//Reseña publicada en GO Mag (octubre 2007). Un enlace para saber más de Kinski. De premio, 'Passwords and Alcohol', una de las más preciosas canciones del disco. //
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