domingo, 27 de septiembre de 2009

Ser niño, ser artista

Hace pocos días, hablé a una pequeña persona que vive conmigo de un artista llamado Jack Mircala, del cual había sabido investigando para el reportaje de la entrada anterior. Para quien no lo conozca: Jack realiza trabajos en cartulina, recorta y modela escenarios y personajes, y por último los fotografía como ilustraciones que se han publicado en sus dos libros (por el momento).

La pequeña persona persigue con todos sus pequeños sentidos todo aquello que tenga que ver con el trabajo manual y artístico (y me saca grandes cantidades de céntimos para cartulinas y rotuladores cada pocos días).

No podía ser de otra manera, o quizá sí: quedó prendada de las imágenes del señor Mircala en el libro Siniestras Amadas -porque los que viven con la hermosa persona pequeña no pierden el tiempo y hace años que la hicieron fan de Tim Burton, y porque pocas personas de su tamaño saben pronunciar correctamente Poe, y porque ella sola tiene la suficiente sensibilidad aún despierta y guerrillera a pesar de la avalancha de estímulos con la que pretenden succionarla al interior de la máquina.

El amigo Jack, del cual yo también me he hecho fan incondicional, resultó estar haciendo un taller entre la oferta infantil-juvenil de la muestra Animadrid, y allá que llevé a la persona, tan entusiasmada yo como ella (o quizá yo más que ella). Dos horas de trabajo frente a cartulinas de colores, tijeras y pegamento, a las cuales sólo me podía asomar de reojo, con esa curiosidad que siempre me asalta acerca de lo que hacen los niños cuando los dejan a su aire y con ese morbo que no podrá tener ya nunca más quien se dedique a la enseñanza.

Todos los que no estamos seis horas al día en un aula queremos saber cómo se vive dentro del aula.

Pero aquí fueron apenas dos horas. El resultado caminó hasta mí en forma de profe que me dijo: "El trabajo de esta pequeña persona es el mejor del taller, con diferencia". Y ahí estaba la imaginación y la habilidad de la pequeña persona en forma de personaje gótico-colorido, como el de un cuento aún no escrito ni filmado.


Y yo más ancha que unos pantalones de Bud Spencer.

1 comentario:

Miguel Ángel Maya dijo...

...Tan bonita la entrada como el trabajo de la pequeña persona...
...Besos...