Los pobrecitos directores de oficina bancaria u operadores inmobiliarios cuyos chalés me circundan cruzan un par de cuadras hasta el quiosco de mi calle, compran el periódico y lo leen mientras toman una caña en el bar con terraza. Mi pobrecito cuerpo molido por llevar trabajando sin parar, con jornadas que empiezan a las nueve de la mañana y acaban, quizá, a las dos (am), baja al quiosco y compra el periódico, que no leeré, sólo por tomar cinco minutos de sol.
Corto y cierro. Quedan cincuenta páginas por escribir antes de dar la jornada por concluída.
Nos mudamos
Hace 11 años
3 comentarios:
Me pregunto si los poderosos también se pierden los amaneceres y los atardeceres: eso no me quita las penas pero es una venganza de espíritu. ^_^
"Pues por mucho que fluya entre tantas manos, el dinero no es de quieres lo rozaron; es de quien lo amasa", se puede leer en el último libro que acabé, Mansos de Roberto Enríquez. Pues eso :)
...Muy buena la cita, y muy bien traída...
...A ver si nos vemos una tarde-noche, cuando salgamos de "ésta", ¿no?...
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