domingo, 25 de abril de 2010

En modo microrrelato

Los pobrecitos directores de oficina bancaria u operadores inmobiliarios cuyos chalés me circundan cruzan un par de cuadras hasta el quiosco de mi calle, compran el periódico y lo leen mientras toman una caña en el bar con terraza. Mi pobrecito cuerpo molido por llevar trabajando sin parar, con jornadas que empiezan a las nueve de la mañana y acaban, quizá, a las dos (am), baja al quiosco y compra el periódico, que no leeré, sólo por tomar cinco minutos de sol.

Corto y cierro. Quedan cincuenta páginas por escribir antes de dar la jornada por concluída.

3 comentarios:

Julio dijo...

Me pregunto si los poderosos también se pierden los amaneceres y los atardeceres: eso no me quita las penas pero es una venganza de espíritu. ^_^

Carolink dijo...

"Pues por mucho que fluya entre tantas manos, el dinero no es de quieres lo rozaron; es de quien lo amasa", se puede leer en el último libro que acabé, Mansos de Roberto Enríquez. Pues eso :)

Miguel Ángel Maya dijo...

...Muy buena la cita, y muy bien traída...
...A ver si nos vemos una tarde-noche, cuando salgamos de "ésta", ¿no?...