Si los artistas (músicos, escritores, cineastas) pudiesen convertirse en amigos íntimos a base de conocer su obra, Alejandra Pizarnik sería uno de ellos. Una amiga íntima a la que no podría visitar muy a menudo, pues interrumpiría su trabajo, obsesivo y solitario.
Sentía demasiado respeto ante la idea de escribir acerca de Alejandra Pizarnik, para otros. Una atracción agridulce. Me preocupaba, entre otras cosas, caer en el panegírico pseudo-místico de la poetisa maldita y atormentada, articular a-críticamente esa imagen de mártir de la poesía que nos transmiten algunos de sus exégetas. He intentado huir de eso como de la peste.
En este mes de mayo (número 121) aparece un artículo titulado Alejandra Pizarnik: La poesía o la vida, en la revista Qué Leer . Aprovecho de agradecer aquí, por su ayuda y por todo, a Milo Krmpotic.
Nos mudamos
Hace 11 años
2 comentarios:
sólo puedo decirle que tanto la correctora de la revista como su subdirector alabaron públicamente su artículo, cosa que no suele suceder :-) felicidades...
Pues eso, gracias una vez más :D
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