“Recursos Humanos”
Antonio García Ángel
Lengua de Trapo
Una novela punk del trópico en ambiente oficinesco. Jugando a las reducciones, podríamos calificar así a la segunda novela del colombiano Antonio García Angel: “Recursos humanos” (desafortunado título, pardiez) es un ejercicio de humor salvaje y desencantado al mismo tiempo –no te esperes la carcajada gruesa sino más bien el hilillo de risa fina, mezclado con la sorpresa y el desconcierto permanente. Ángel parece conocer bien la ortodoxia, pero se decide por romper las reglas a menudo. No tiene reparos en echar mano de lo grotesco, y hacerlo de modo que se ajuste perfectamente a la materia. Centra ésta en un personaje, Ricardo Osorio, o el jefe medio que todos hemos conocido alguna vez, con un concepto propio del poder, la eficiencia y los buenos modales, que vive inmerso en un mal disimulado complejo de inferioridad y una caballuna “midlife crisis”. En una Bogotá de ladrillo y apartamentos que promueven el anonimato (pero que podría ser cualquier ciudad moderna), y en una Empresa que oculta, en su imposible geografía física y humana, metáforas para todo. Al contrario que otros ejercicios de análisis del poder (de ese mediocre poder de las jefaturas intermedias), García Ángel se reserva un rinconcito para la ternura: la bajeza y la mezquindad de su personaje, puestas en el relato de una despiadada forma, no nos permite, sin embargo, odiarlo. El autor se guarda siempre una baza, y nos hace ver que el jefecito no es ni más ni menos despreciable que cualquiera de nosotros.
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