viernes, 25 de mayo de 2007

A lo que yo llamo trabajo

Mirando alrededor, no queda ni un solo concepto que mantenga los bordes nítidos, definidos y ajustados que tuvieron en otras épocas. Ni las parejas, ni las relaciones, ni el amor, ni el dinero (bueno, éste no ha cambiado tanto, sigue indoblegable e ingobernable), ni el trabajo son lo que fueron. Me guardo de la nostalgia.

Cuando dejé de "trabajar" para quedarme a cuidar de mis hijas, hube de redefinir -a efectos personales, espirituales o psicológicos- lo que yo llamo trabajo. Una redefinición lenta, trabajosa y no siempre obvia. Escribir es lo que he hecho siempre. Aunque jamás he podido plantearme dedicarme a ello. Ganar por ello. Entonces, ¿escribes o no? ¿Eres escritora? Cómo mola.

Documentándome para el artículo de Alejandra Pizarnik (recientemente publicado en Qué Leer), encontré esa maravillosa cita que he añadido a mi perfil. Alejandra renunció, con asco de esteta, a trabajar para otros (y sólo lo hizo cuando no tuvo más remedio). Su trabajo fue siempre su obra. No tenía horario, no tenía editor, ni tenía contrato, ni tenía prisa, ni tenía máquina de escribir. Sólo el impulso clarividente. Esa clarividencia me queda lejos.

Pero yo tenía un bebé y una niña. Quería escribir y no encontraba las horas. Quería publicar y trataba de diseñar artículos a mis editores. Estaba a cargo de este buque de forma práctica, pero lo práctico es lo último que me llena la cabeza. Definí, bosquejé más bien, una serie de proyectos, con títulos muy sonoros. Mientras me equilibraba hormonalmente, mientras luchaba con un bebé insaciable, mientras me acostumbraba a no ganar dinero... buscaba mi propia definición de trabajo, mi propia rutina, mi horario laboral, mi espacio.

Empecé a utilizar, extensivamente, las mañanas, cuando el silencio se conseguía más fácilmente entre estas paredes. Puse un corcho junto al escritorio y fue poblado de recortes (amén de dibujos de mi hija). Nunca pude obviar -aún no puedo, no creo que nunca pueda- la necesidad de ver mis cosas publicadas y ganar dinero. A pesar de todos los menoscabos, no se ha dado mal. Pero escribir, escribo a todas horas. He intentado hacer evolucionar esos proyectos, a los que quería prestar la misma atención, al mismo tiempo, y deberé aprender en un futuro próximo a poner en fila. ¿Trabajas? Pues no, la verdad, pero trabajo más que nunca en mi vida.

A lo que yo llamo trabajo

3 comentarios:

Rafa Gil dijo...

Este post es maravilloso.

Carolink dijo...

la rotundidad de tu comentario lo es.

Julie Alvarez dijo...

Me siento igual, lo mismo me pasa. Felicitaciones por tu ahínco.